“Récord” de Electricaribe: circuitos hasta con 215 horas fuera de servicio
Mientras la inversión de la empresa disminuye, aumenta la del Gobierno. ¿Qué pasa con el mantenimiento para evitar apagones?
La empresa Electricaribe parece ostentar un “récord” nada agradable, como es el de registrar circuitos con la mayor cantidad de horas apagados al año.
Así se desprende del análisis del indicador Saidi, que establece el tiempo total promedio de interrupción por cliente, medido en horas/año.
De acuerdo con dicho indicador, en el año 2013 fue de 75,58 horas, en 2014 de 83,49 y en 2015 subió a 93,31.
En el caso concreto de 2015, 44 circuitos del Atlántico registraron interrupciones entre 50 y 215 horas, afectando a 223.927 clientes.
Las causas siempre son las mismas: sobrecarga de transformadores y conductores por crecimiento de la carga y antigüedad de la red, contaminación y deficiente mantenimiento.
Este “récord” se ha evidenciado en los siguientes circuitos: Santa Verónica 1, 215 (horas); Puerta de Oro 3, 148; Las Malvinas, 135; Pumarejo, 132; América Norte, 131; Puerta de Oro 1, 130; Sabanagrande 1, 124; Puerta de Oro, 123; San Felipe (Atlántico), 118; Auxiliar 1, 110; Trinidad, 109; Pital, 108; Juan Mina, 108; Las Moras, 98; Tierranova, 97; Salamanca, 95; Puerta de Oro 2, 91; Tajamares, 86; San Martín, 87; Mesolandia, 81; Prado Norte, 75 horas.
Igualmente, Veinte de Julio 13, 73 horas; Carrizal, 70; Tesoro, 68; Nogales, 67; Astilleros, 62; Granadillo, 63; Los Andes, 62; Cordialidad, 59; Oriental, 57; Galapa, 57; Arboleda, 57; Bosque, 55; Usiacurí, 55; Centro (Atlántico), 54; 20 de Julio, 54; Puerta de Oro 5, 53; Polonuevo, 53; Cable Cero Nueva Barranquilla, 53; Bellavista (Atlántico), 52; Florida, 51; Veinte Julio 14, 50; Sierra, 50 y Aeropuerto 2 (Atlántico), 50 horas.
Sin embargo, pese a las cifras, según la Superintendencia de Servicios Públicos, en términos generales, los departamentos de la Costa Caribe que presentan mayor número de interrupciones (duración y frecuencia) son Córdoba, Magdalena y Sucre. Y los que presentan mejor calidad son Atlántico y Bolívar.
Lo anterior es fiel reflejo de lo que ha venido sucediendo con el servicio de energía a cargo de Electricaribe: recurrentes y prolongados apagones que tienen desesperados a los usuarios de la Costa Caribe en general.
Para la Superintendencia, en Electricaribe los mantenimientos mínimos requeridos no son suficientes, razón por la cual urge un mejoramiento técnico de la calidad y confiabilidad del servicio, con enfoque y priorización de zonas y circuitos.
Precisamente, el poco o nulo mantenimiento de las redes por parte de Electricaribe fue el principal cuestionamiento contra la empresa cuando el primer “chis chis” produjo una emergencia eléctrica en la ciudad.
No obstante, pese a la gravedad del problema, inexplicablemente la empresa registra una sustancial reducción sus inversiones.
Mientras que en el año 2008 las inversiones con recursos propios alcanzaron los $168,208 millones, en 2015 disminuyeron a $131.803 millones, para una reducción en este período del 23%.
Contrario a ello, los proyectos de cofinanciación del Gobierno Nacional pasaron de $10,628 millones, en 2008, a $71,977 millones en 2015, para un aumento del 577%.
Además, Electricaribe se ha convertido en una de las principales beneficiarias de los recursos provenientes del Programa de Normalización de Redes Eléctricas (Prone) del Ministerio de Minas, a nivel nacional.
En 2015, por ejemplo, obtuvo el 100 por ciento de las convocatorias Prone para la normalización de clientes subnormales. Alcanzó 40,309 millones 572 mil 18 pesos de los 69,743 millones 340 mil 250 pesos asignados por el Ministerio para el sector en general.
Sin embargo, los recursos propios aportados por Electricaribe fueron 319 millones 668 mil 867 pesos.
Sin embargo, lo que nadie entiende es qué es lo que pasa con el mantenimiento de las redes cuando de todos es conocido la alta salinidad en nuestra Región, lo que requiere oportuno y permanente labores de lavado, para evitar los inconvenientes como los que se registran cada vez que cae un “chis chis”.